Hace unos días hablábamos de todo un poco con Fede, de Cayetano Almacén de Vinos, y de repente me comenta:
– Está buenísimo Morir-se de Amor…
– ¿¡!? Fede, ¿de qué me hablas? ¡Nunca es lindo morirse!
– Sí, hace unos jueves, vino Omar al #JuevesDeMujeres, contó la historia, degustamos el vino y sólo me quedó una botella…
A ver… los ubico para que no les pase lo que a mí. No es que en Mar del Plata, las mujeres se juntan para hablar con un tipo que se muere de amor, o sí, pero no es lo que nosotros a primera vista pensamos. Si te acordaste de Freud, la pulsión de vida y la pulsión de muerte, Eros y Tanatos, tu primera novia, o tu último divorcio; no es ese el tema de estas líneas.
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Omar Araujo tiene al menos un amor… y muere por él. Es su vino, que desde la añada 2013, viene experimentando con diferentes cepas de distintas fincas. En la foto de arriba, está la ficha técnica del que se puede disfrutar este 2020.
Además de la ficha técnica, en la etiqueta podemos leer su historia de amor con este, su proyecto personal.
Es que Omar piensa que en la vida, todo se acomoda. El Licenciado en Turismo se animó a alejarse de las agencias para entrar en la enología y también a hacer su vino. Eso que muchos alguna vez pensamos, él lo hizo. Y muere de amor por ese proyecto, que despierta tantas sensaciones, que él mismo toma como una invitación a repensar-se. Sabe escuchar a quienes prueban su producto y se replantea el vino que hará con la próxima añada. Es por eso que si probaste una añada, necesariamente, deberás probar la próxima, ya que no será igual a la anterior.
Es San Valentín y esto fue una simple introducción para que te animes a probar lo que es Morir-se de Amor. Hay sólo dos mil botellas y vas a tener que salir corriendo a encontrar la tuya, porque esta invitación es, contrariamente a lo que parece, un convite a disfrutar de un placer.
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