El control del peso siempre es un problema, para algunos por exceso, para otros por defecto.

Cuando no es el estrés del trabajo, es el descontrol de las vacaciones.

Cuando estás de viaje, tenés reuniones, te agasajan amigos, la balanza se vuelve la peor enemiga.

En Mendoza, por suerte, «me cuida» la mejor chef de la Ciudad: Graciela Hisa.

Es que en H, el trabajo, la dedicación y la pasión que tiene Graciela en la cocina, se expone de una manera maravillosa.

Desde lo «tangible», sentarte a  comer en Hache deja de ser el solo hecho de incorporar alimentos para transformarse en una experiencia sensorial. Los ingredientes, los sabores, los aromas, las texturas, es imposible dejar de probar las delicias que prepara Graciela.

Desde lo «intangible», también es una experiencia única, simplemente porque Graciela y el equipo le ponen todo y más a que disfrutes tu paso por su casa. Porque en el fondo es eso, estás en su restaurante y te trata como si fueras un invitado en el comedor de su casa.

Eso marca diferencias, y de las muy buenas.

Cuando vengas a Mendoza, probalo.

Vas a volver.