En los últimos años nos hemos topado con esta marca registrada como algo positivamente diferenciador de nuestros vinos del noroeste argentino, en todo el mundo. En nuestro país se producen los vinos con viñedos situados a mayor altura, luego están Estados Unidos, Chile y España.

Concretamente en los Valles Calchaquíes se sitúan las plantaciones más elevadas, llegando a los 3.111 msnm en la Bodega Colomé, Cafayate, provincia de Salta.

Y ¿qué aporta la altura a las uvas? No es cualquier altura, es la altura en esa latitud geográfica. Los racimos reciben mayor irradiación ultravioleta, que actuará directamente en los taninos y en los polifenoles – resveratrol, por ejemplo – que, según los especialistas, poseen cualidades beneficiosas para el cuerpo humano. Desde lo sensorial, encontraremos gran variedad de colores y aromas profundos, que luego darán una gran complejidad en boca.

Desde lo puramente climatológico-geográfico, la altura en el trópico de Capricornio aporta una interesantísima amplitud térmica – unos 15°C en el momento en el que los granos están creciendo -. Con precipitaciones inferiores a 300 mm por año y 300 días calendario de sol, la baja humedad relativa ambiente y la menor concentración de oxígeno, hacen que estas uvas, sean únicas.

Tal vez ya los hayas probado, muy probablemente no sea ninguna novedad, pero la próxima vez que busques un vino de Cafayate, prestale atención a estos datos y luego nos contás si realmente se nota la diferencia.