Una vez al mes, nos reunimos con un grupo de cófrades a resolver todos los problemas graves del mundo, por supuesto, con algo elevado en calorías para picar, para cenar, para postrear y para tomar.
Héctor es, además de una persona excelente – y lo digo desde lo más hondo de mi corazón -, es un experto en sistemas. Cuando hablo de experto, quiero decir exactamente eso: el tipo sabe más que mucho.
El punto es que se nos está haciendo adicto al site y en el último encuentro me dice: «me gustó la del enochip…» – menos mal que me dijo que le gustaba esa y no la del aporte calórico del vino, porque me infartaba-.
Es que a todos nos ocurre que vemos a la tecnología entrar a paso veloz en todas las industrias y organizaciones. Es posible que veamos la caída de empresas «importantes» en los próximos años, si no se adaptan a toda velocidad a este entorno de cambio permanente.
De hecho, esta página en sí hace diez años atrás no hubiera tenido esta apariencia, mucho menos escribirse cómo y desde dónde se escribe.
En el vino vemos que hay frentes abiertos en packaging, en procesos en frío o en calor, en controles de plagas, cuidado de suelos, agricultura sustentable, y por supuesto en los canales de comercialización y formas de fidelizar a los consumidores.
Lo bueno de todo esto es que aún dependemos de la naturaleza, y de la pasión que le pone la gente que hace cada día el mejor vino. Aún se necesita al agrónomo, al enólogo, al que corta el racimo. La tecno nos ayuda a hacer realidad lo que la mente imaginó en algún momento y hoy el artesano es mas necesario que nunca.
Y mientras la tecnología ayuda a ser mejores, el vino sigue siendo una excelente excusa para reunirse con amigos y afectos.
1 Comentario
Ciertamente que la nota sobre el uso de enochips, es un ejemplo de como la tecnología puede colaborar en diferentes procesos productivos y tambien en nuestra vida doméstica.
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