Para explicar el título, tenemos que tener en cuenta varias cosas: qué es una prelatura, cual es su extensión, qué tiene que ver con el vino, y cómo nos trató la Barbera.

En la Iglesia Católica, una Prelatura es una jurisdicción eclesiástica. La que refiere el título es la Prelatura de Cafayate, creada por el entonces papa Pablo VI en 1969. La extensión de estas jurisdicciones suele ser bastante más amplia que lo que uno presupone, por eso al leer “Cafayate” es factible que nos autolimitemos a Salta, y esta prelatura llega hasta Catamarca, en especial al departamento de Santa María.

¿Y qué tiene que ver todo esto con el vino?

Pues que el vino Prelatura se hace en la Bodega Santa María de la Vid, que está situada en terrenos de los Padres Agustinos, en Catamarca.

Hablamos de un emprendimiento en el que trabajan doce personas y la bodega tiene su viñedo propio pero además compra uvas a pequeños productores de la zona.

El microclima del lugar, situado a 2000 metros de altura, cuenta con 300 días de sol al año, 120 mm de precipitaciones anuales y una marcada amplitud térmica.

Las variedades que se encuentran son el torrontés, syrah, malbec y… barbera.

De dónde salió la barbera podés leerlo en esta nota que hicimos el año pasado; ahora, si querés saber cuánto nos gustó este vino, te empezamos diciendo que es totalmente al sabor que puedas encontrar en la misma variedad del viejo mundo. La amplitud térmica y el sol, hacen que la fruta saque lo mejor que tiene. Aparecen todas las frutas rojas pero también el aroma de los florales, como la rosa. A pesar de ser un Reserva no filtrado, es sumamente agradable en el paladar y fácil de beber. No alcanza una botella.

El último dato que te agrego es la “relación precio-calidad”: Inmejorable.

Se trata de un producto prácticamente artesanal, que los Agustinos hacen para su sustento y el de los productores cercanos. Sin otro marketing que el boca a boca, te invitamos a que lo pruebes y nos transmitas tus experiencias.

Hasta la próxima.