Ayer nomás nos enterábamos masivamente de que un vino argentino había sido elegido como el mejor vino tinto del mundo. Ese vino es La Mascota Cabernet Sauvignon 2016 de Mascota Vineyards. No es casualidad. La Mascota ya había obtenido premios (medallas de oro) internacionales en 2011, 2013, 2017.
El vino es un Cabernet Sauvignon de Cruz de Piedra, Maipú, que reposa quince meses en barrica de roble francés. Previamente se lo dejó macerar en pequeños tanques de hormigón a una temperatura que oscila entre los 23°C y 25°C.
Tiene todo lo que se puede esperar de un Cabernet Sauvignon elegante. Por algo es el rey de los tintos. La bodega se concentra mayormente en esa variedad, como también en el malbec y el chardonnay.
Ahora hablemos un instante de quien otorga el premio: Vinalies Internationales. Tiene lugar anualmente en Francia desde 1994. Se catan a ciegas 3.500 muestras de todo el mundo por cinco especialistas: dos franceses (uno presidente y enólogo), y tres extranjeros. El equipo lo componen 130 personas de 40 nacionalidades. El concurso, es definido por los organizadores con seis palabras: pasión, diversidad, confianza, imparcialidad, profesionalismo y organización.
Con estos datos duros enfrente, el mérito de La Mascota, toma una dimensión mayor aún; y también abre la puerta a la pregunta: ¿Argentina es solo malbec?
Felicitaciones a Mascota Vineyards.
Felicitaciones a los que trabajan duro y bien.
Profesionales y consumidores seguimos eligiendo vinos argentinos. Sumados a la mejor vendimia en años, apelamos a la racionalidad de todos los sectores. Que el vino esté al alcance de todos. No maten a la gallina de los huevos de oro.
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