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El Vino

El vino de la costa

El vino de la costa

Hacia fines de 1860 el Cólera mató a unas siete mil personas en la actual Ciudad de Buenos Aires, y fue predecesora de la gran epidemia de Fiebre Amarilla que terminó con la vida de más de veinte mil. Esto aceleró el éxodo de muchas familias hacia lo que hoy constituye el conurbano bonaerense o Gran Buenos Aires. Las actividades relacionadas con el puerto se trasladaron a las zonas de Quilmes y hacia el sur hasta Berisso y Ensenada. En 1841, la población constaba de 26 varones y setenta años más tarde, en 1909, el censo hablaba de 4.746 habitantes, de los cuales más de dos mil cuatrocientos eran inmigrantes, en su mayoría italianos y españoles.

Toda esta introducción es un marco para que entendamos que no es algo reciente el hecho de que los habitantes de la zona hagan vino casero. La actividad tiene unos cien años y entre los años ’40 y ’60 llegaron a vender más de un millón de litros anuales. Hubo factores ambientales y socioculturales que redujeron la producción a niveles de consumo personal, y también hubo otros factores: en 1959, la ley general de vinos deja afuera a la vitis labrusca, variedad que es la que se cultiva en Berisso y la costa bonaerense. No fue sino hasta 2013 que debido a las peticiones de los productores, la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLP y el Municipio; que el INV le otorga el carácter de “vino regional” al Vino de la Costa.

En tanto, que se dice desde Cuyo respecto de este producto: que son de mala calidad, que las uvas no llegan al punto correcto de maduración lo que se traduce en vinos de poca graduación alcohólica y tienen el riesgo de convertirse rápidamente en vinagre; que tienen una acidez elevada; que por su alto punto de fermentación, están al límite de la formación de alcohol metílico.

Discutible, como todo lo relacionado con los gustos. Lo concreto es que este vino que no proviene de vitis vinífera se consume en Buenos Aires a razón de unas sesenta mil botellas por año; y los productores están empeñados en continuar con su emprendimiento y no limitarse a transformarlo en una producción de jugo de uva. Este Vino de la Costa forma parte de su tradición y al menos en esa región, parece que quiere quedarse.

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