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El Vino

Y ahora, ¿cómo seguimos?

Y ahora, ¿cómo seguimos?

Hace una semana en este mismo espacio, hacíamos sentir nuestra voz opositora a la incorporación del vino dentro de los productos que tributan impuestos internos.

Hace apenas tres días, el presidente de la nación le aseguraba al gobernador de Mendoza que se daba marcha atrás en la iniciativa del impuestazo al vino.

Listo. Ya estamos todos en paz. Entonces vuelvo a la pregunta del título: ¿cómo seguimos?

Es que una vez resuelta la urgencia, se debe poner foco en lo importante. Bien, ¿qué es lo importante? La realidad indica que hay muchos temas importantes en la industria, pero elijo quedarme con la mirada de Matías Fraga en MDZOl. En este reportaje, Matías se reconoce como “no nativo” de la industria pero con toda la autoridad para opinar sobre el productor.

Lo que plantea Matías se repite sistemáticamente en otras industrias. En gaseosas, todos lo conocemos. En productos de limpieza y cuidado personal, hay sólo dos gigantes multinacionales que tienen sus productos, sus competidores –sí, la misma empresa crea el producto y su propia competencia para ampliar el mercado-, sus segundas marcas.

Lo que personalmente veo en la actividad local es “el ahogo” de los pequeños productores porque no están dadas las condiciones para que sobrevivan. Terminan vendiendo la uva al precio que le ofrecen, y hay momentos en los que apenas cubren los gastos y no pueden darse el lujo de pensar en inversión. En Argentina, este modelo se ha visto en su plenitud en el mercado de los lácteos. Un grupo comenzó a fijar precio. Empezó a comprar la producción de los pequeños tambos al precio que el grupo marcaba. Los “chicos” se agotaron y vendieron los tambos a precios impensados. El grupo “compraba” y al poco tiempo se declaraba en convocatoria. La misma operación la hizo en al menos tres oportunidades. Quedó solo. Luego se vendió a una multinacional. Hoy tomamos “agua sucia” y nos dicen que es leche.

Ya terminó la urgencia del impuestazo, y al gobernador ya lo escuchó el presidente. Es hora de que el gobernador escuche a los pequeños productores y opere al respecto; a menos que efectivamente quiera que dentro de unos años, tomemos agua sucia etiquetada como “Vino Argentino”.

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