Hace mucho tiempo que busco un lugar en el departamento para que los vinos se sientan a gusto. Desde la última mudanza, «ese» espacio en la cocina era «el lugar de los vinos».

Pero algo me llevaba a pensar que tenía que ubicarlos en un lugar mejor. Incluso llegué a pensar darles espacio en el placard del «cuarto de las cosas raras».

La clave, sin querer, me la dio mi hermana con un simple: «Marcelo se hizo la cava en el sótano…» Qué fácil, Marcelo vive en casa, pero… en mi edificio hay bauleras… y están en el sótano… y son oscuras… y son frescas… y con un grado de humedad aceptable…¡y yo sin haberlo pensado antes!

Es que además de la temperatura, que como vimos anteriormente, acelera los tiempos del vino en botella, un componente importante es la luz solar -que degrada el color- y la humedad -que contribuye a resecar el corcho, con el consiguiente riesgo de rajaduras y filtraciones-. La solución entonces fue, pasar por una fabrica de muebles y adquirir por un precio super conveniente, una linda cava, ponerla en la baulera y que descansen allí las obras de arte.

El paso siguiente es ponerle alarma a la baulera, para evitar a los vecinos.

¡Salud!