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El Vino

La mística del hormigón

La mística del hormigón

Hace unos días, Forbes publicó una nota sobre los huevos de hormigón para hacer vino.

Para quienes no la conocen, Forbes es una revista especializada en el enfoque económico de los temas, entonces es de suponer que el camino de la nota nos lleve a saber cuan más caro o más barato es hacer vino en recipientes de hormigón, comparado con los recipientes de acero inoxidable o madera.

Lo que me sorprendió es que en  la nota, se habla de los orígenes de la fermentación, almacenamiento y transporte del vino en recipientes de cerámica -esto fue en la cultura greco-romana-; también se habla de las ventajas que tiene el cemento por sobre el acero inoxidable.

Y esto es así porque el acero es inmejorable desde el punto de vista de la sanidad del vino.

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Y todo esto está muy bien hasta que hablamos de vinos orgánicos y sobre todo los biodinámicos, y de  Michel Chapoutier quien dice que  dentro de los huevos de cemento, el vino gira solo acompañando al movimiento rotatorio de la Tierra, concentrando la energía celestial.

Es que los vinos orgánicos y sobre todo, los biodinámicos hacen foco en esa faceta de la combinación de elementos.

Entonces damos por ganador al cemento por sobre el acero para este tipo de vinos. Y ahora el gran desafío, ¿cómo vencer a la microoxigenación de los recipientes de roble?

¿Y qué pasa si les cuento que el cemento también tiene microporos que permiten la microoxigenación del vino?

¿Lo dejamos como mínimo en empate, al menos para los biodinámicos?

Yo no me voy a quedar con la duda, y ya que en Argentina tenemos a quien preguntarle, lo haré tan pronto como tenga la oportunidad: Passionate.

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