El vino es libre. Es tan libre que se resiste tenaz y permanentemente a quedar preso de copas y botellas. Cuando encuentra la mas mínima oportunidad, hace alarde de su vida propia y salta hacia manteles, camisas, vestidos y todo lo que se interponga en su camino.
El vino es libre, pero no conozco diseñadores de ropa inteligentes que lo sepan y diseñen prendas con «manchas de tinto». Es aquí donde el vino muestra otra de sus caras: la dura batalla que plantea a los removedores de manchas. ¿Alguien se anima a refutarlo?
Recurrimos a los dos monstruos mundiales en productos de limpieza: Unilever y P&G para averiguar qué solución le encuentran ellos a las manchas de vino en la ropa.
Unilever dice esto:
Colocá sal sobre la mancha para evitar que se extienda. Enjuagá la tela con agua fría tan pronto como puedas. Lavala a la temperatura máxima para el tipo de tela.
Por su parte, P&G propone esto:
Remolacha, grosella, café, fruta, té, VINO, salsa de tomate o ketchup: Remojá la prenda en agua fría durante una hora, pre-tratá con ARIEL líquido y después lavala con ARIEL líquido siguiendo las instrucciones de la etiqueta Ariel polvo.
Si nada de esto resulta, apliquen el producto de mi abuela: aceite de codo. Esa era su manera de explicar, que le daba con el jabón blanco contra la tabla 😉
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