Cuenta la leyenda (y la noticia), que allá por el mes de abril de 2015, en Chile se eligió al mejor sommelier de las Américas, y que se consagró una mujer argentina. Se trata de Paz Levinson quien ya obtuvo ese galardón en dos oportunidades anteriores, en 2010 y 2014.
Si esto hiere la susceptibilidad de algún varón, lo lamento pero es hora de reconocer que la mujer tiene una importancia creciente en el mundo del vino y que de una buena vez deben ocupar lugares de importancia en esta actividad.
En lo que se refiere a la sommelerie, en lo personal y sin ninguna base científica, no tengo dudas de que son mejores que los varones a la hora de reconocer aromas y sabores. Ya lo había experimentado en la industria de bebidas analcohólicas y en la de perfumistas. Puede ser por formación, por sensibilidad, por memoria o simplemente porque entran a una perfumería por hobby y prueban y leen todas las fragancias y etiquetas disponibles.
En los cursos, basta con que giren un par de veces la copa para que empiecen a los gritos: «tiene pomelo», «eso es maracuyá», «qué ricos los jazmines»; y los varones todavía no sabemos si huele a alcohol o a un puro cubano.
Cuando llevan la copa a la boca detectan las ciruelas, pero también el cuero, la madera, el tostado y lo que se les antoje.
Damas, felicitaciones por la parte que les toca. Caballeros, cedamos un poco más la copa a las señoras a la hora de elegir el vino para la cena.
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