Hoy debe ser el único domingo del año en el que «los ravioles de la vieja» son menos importantes que un abrazo al «viejo», así que si lo tenés cerca, aprovechalo y tomate un vino con él – estirando la sobremesa-.
Si no lo tenés a mano, también alzá tu copa que seguro te responderá con una sonrisa donde quiera que esté.
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