Con el hashtag #DF2016Blend se movieron las redes el fin de semana y el motivo era la sexta edición del Desafío Federal, evento más que interesante, que organiza cada año Francisco Rivero, más conocido en el enomundo como «Saurio».
En Buenos Aires no es fácil catar muchos vinos a ciegas, entonces con ese escenario, es fácil comprender que el DF es esperado por muchos para tener acceso a etiquetas que no están disponibles en cualquier vinoteca.
En números se trata de catar a ciegas ochenta y ocho etiquetas, todas de bodegas diferentes, de nueve provincias de la Argentina en poco más de seis horas.
Hay ciento treinta participantes, profesionales y aficionados al mundo del vino -entremezclados en las mesas – que volcarán sus impresiones en una planilla personal que luego se traducirá en elegir, del primero al sexto, según el gusto de cada uno, los mejores vinos de cada tanda.
Se dividieron en 4 rondas por precios: de $ 86 a $ 270; de $ 271 a $ 350; de $ 351 a $ 500 y de $ 501 a $ 1.000.-
Una vez realizados los cómputos de todos los participantes, se devela la incógnita de cada etiqueta y comienzan las sorpresas o las reafirmaciones -positivas o negativas, pero no influenciadas por lo marcario-.
Cada tanda tiene su propio podio por provincia y por botella que se muestra en la pantalla y en un podio real con las botellas.
Entre tandas, nada está librado al azar, y aparecen platos para ir degustando, mientras cae la noche porteña. El principal de esta ocasión, maridaba perfectamente con el clima: Guiso de lentejas.
El resultado es un evento único en Buenos Aires. Se conjugan varias cosas que lo transforman en la oportunidad para probar clásicos y nuevos -en esta ocasión, el ganador de la tanda 3, de Bodega Sin Fin, ¡llegó sin nombre ni etiqueta!-, para reencontrarse con amigos y para asociar caras a avatares de redes y darse un apretón de manos.
Desafío Federal: ¡por muchos más, y muchas felicitaciones a Francisco y toda su gente!
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