… son drones. Vehículos voladores radiocontrolados que pueden colaborar con la «ciencia en el viñedo». Se los controla desde una tablet, o un smartphone y llega como parte de la agricultura de precisión. Ya se los ha visto en Francia, España y Argentina.
Cuentan con instrumentos que permiten medir la superficie sembrada, el grado de madurez del fruto, la temperatura, entre otras. Con esos datos pueden medir el crecimiento de la planta, el punto óptimo de cosecha, el rendimiento por hectárea. En www.smart-drone.es se puede vivir la experiencia de la gestión de un viñedo a través de estos aparatos.
Cuentan con cámaras infrarrojas y multiespectrales.
Determina la productividad de una parcela, el estado hídrico de la planta y contribuye a la detección de plagas y daños.
Construye modelos que permiten optimizar la cantidad y calidad de las cosechas. Generan datos y los comparan con otros datos históricos que permiten contar con mapas de productividad.
Sin duda, la agricultura de precisión llegó a los viñedos y opino que para quedarse.
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