Otra Navidad está llegando y en lo personal es el momento del año en el que tomo conciencia de los buenos ratos vividos con la familia y los amigos. Es agradecer por todos ellos. Es ir contra esta corriente actual de malas y falsas noticias; para volver a pasar por el corazón –de eso se trata recordar-, todo lo bueno, lo sano, lo motivador de este año.
La Navidad es una nueva oportunidad para renacer a todo lo positivo y para tomar fuerzas cuando las cosas no parecen ir por los carriles que nosotros mismos nos impusimos.
Para los cristianos, es nada más ni nada menos que la llegada de nuestro Dios, que se hace uno de nosotros para que nos renovemos en Él.
Eso es fuerte. En un punto es replantearnos cómo nos relacionaremos desde hoy en adelante, con cada ser humano que nos crucemos. Sólo en nosotros está descubrir los tesoros que cada uno tiene. Es desprendernos de lo que estamos haciendo mal, y cambiar de rumbo hacia algo mejor.
Entonces es cuando redescubrimos a los nuestros. Familia. Afectos. Amigos. Los nuevos, los viejos, los de siempre. Los que están, y los que se nos adelantaron, y tenemos la promesa de reencontrar.
El 24 alzaré mi copa por ese niñito que vuelve a nacer cada año en un lugar muy pobre y es el más grande. En esa copa estarán todos ustedes y uno de los deseos será, compartir experiencias por muchos años más.
Feliz Navidad y nos volvemos a leer en 2019.
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