Hubo una noche en la que las vides opacaron la belleza inigualable de la pintura de Soldi en la cúpula del Teatro Colón de Buenos Aires. Quienes tenemos la inenarrable fortuna de conocerla, nos parece que pocas cosas pueden emocionarnos más, pero el pasado 30 de noviembre, la función brindada a los líderes del G-20, nos mostró las bellezas de nuestro país usando a todo el Teatro como espacio de proyección.
La foto de portada ilustra esas tremendas uvas mendocinas que iluminaron el Teatro al ritmo de una “cueca sinfónica”, mientras le tocaba el turno de mostrarse a la Región de Cuyo. De mostrarse al mundo. De mostrarle a 19 líderes del mundo que concentran 8 de cada 10 dólares que se producen, que Argentina es un país lleno de oportunidades y con profesionales capaces de crear trabajo de mucha calidad.
En un mundo cada vez más cerrado en el plano económico, social y cultural; el Presidente de la Nación hace el llamado, a través del documento de cierre, a producir alimentos y a ser sustentables con el medio ambiente. Lo dice y lo redacta frente a sus 19 pares, que lo aprueban con su rubrica. Es un proceso. Es largo. Es trabajoso. Pero es el único camino viable. Es el único camino para abandonar de una vez, y para siempre, la pobreza, el subdesarrollo, la pésima calidad de vida. Debe marcar también, el fin de la corrupción y de la política como agente de expropiación de la riqueza que producimos los argentinos.
El lunes 3 ya se terminó la Cumbre y se fueron los presidentes. Los grupos siguen trabajando. Hay reuniones permanentes, como la del Grupo Mundial de Comercio del Vino –que precisamente este año preside Argentina-, con el objeto de colocar nuestros productos en ese tremendo mercado que es el mundo; aunque no debamos descuidar el mercado interno.
Hacia afuera ya demostramos que somos capaces de hacer cosas de excelente calidad, de forma ordenada; entonces llega el momento de estabilizarnos hacia adentro y de cambiar ese viejo axioma de la geografía económica argentina que dice que la llanura pampeana es agricultura y ganadería, Cuyo es vino y la Capital Federal produce impuestos que pagan la política. Tal como lo dijo el Presidente, que este G-20 haya sido un punto de quiebre, para encaminarnos hacia el crecimiento en trabajo y educación.
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