Un día vas a la casa de tu tío, ese que siempre tomó buen vino, y se te ocurre darte una vuelta por su cava. Encontrás un poco de todo, pero de repente ves una perlita de esas que te llenan de dudas: cosecha 1975… ¿estará tomable o será vinagre?
El tío ya se dio cuenta de que no vas a cesar en tu intento por probarlo con solo verte la cara, pero igualmente te deja venir a que le pidas abrir esa botella. Apenas se resiste porque él también estaba buscando una excusa para saber cómo está “el de guarda”.
Ya superaste el primer escollo, pero cuando sacás la cápsula se te viene la noche… el corcho no va a resistir tu sacacorchos de dos tiempos –ese que llevás a todos lados con vos, como Mc Gyver-. Entonces recordás que existe algo que tenía el nonno y se llama “sacacorchos de láminas”. Por suerte, el tío lo heredó pero resulta que nunca en la vida viste cómo se usaba, y digamos que no vas a ponerte a experimentar con “la ‘75”. Como los tíos suelen ser un punto intermedio entre los padres y los abuelos, cuando los agarrás con buena onda, son capaces de mostrarte esas cosas que se transmiten de generación en generación, pero tu padre nunca te lo transmitió. Una de esas cosas es la técnica de abrir vinos añejos con “el de láminas”.
El sacacorchos de láminas consta de dos hojas de acero, una más larga que la otra. Esta hoja es la primera que se inserta entre el corcho y la botella. Se hace una leve presión hasta que la otra hoja quede en condiciones de ser insertada, también entre el corcho y la botella. En ese punto, suavemente, con un movimiento de balanceo, vas introduciendo el sacacorchos con movimientos oscilantes hasta llegar al tope. En ese punto, comenzás a girar tirando hacia arriba, con cuidado de no desgranar el corcho. Por lo general, salís victorioso y el placer es doble.
Para ilustrarlo mejor, te sumamos un video que explica cómo hacerlo.
¡Que lo disfrutes!
PD: Algunos calientan el cuello de la botella previamente para despegar el corcho.
PD2: El plan B puede ser el sacacorchos neumático.
1 Comentario
Nunca lo he usado, me he acostumbrado al de dos impulsos y, aunque hay que hacer un poco más de fuerza, me es mucho más cómodo.
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