Y cuando alguien menciona Dom Pérignon imagina que será una recomendación para una celebración especial o para hablar sobre sus notas de cata. O porqué no de su precio.
Pero pocas veces (por no decir nunca) se escucha hablar de porqué es uno de los mejores champagnes del mundo o porqué su nombre o porqué…bueno será que soy una persona curiosa y me gusta conocer la historia de aquello que me apasiona lo que me llevó a indagar y acá se los transmito.
Y les puedo asegurar que se disfruta diferente antes y después de conocer su origen y su elaboración.
Su nombre se lo debe a un monje benedictino: Pierre Pérignon ( 1638-1715) quién estaba a cargo de la bodega de la Abadía de Hautvillers, en el valle del Marne, en el corazón de la región de Champagne, Francia.
Considerado el padre espiritual del champagne por ser el creador del primer método de elaboración del mismo, el método champenoise, diría en 1694 que no cesaría en su ambición de llegar a elaborar el mejor vino del mundo. Aunque existe evidencia de la existencia de este tipo de vinos desde la época de los romanos se le atribuye haber dominado las burbujas, logrando envasar el vino y perfeccionarlo.
Cuenta la historia que en 1670 oyó la explosión de una botella, se acercó y probó el vino derramado y gritaba “Venid todos estoy bebiendo estrellas”. Hoy ya sabemos que la fermentación que se produce de los azúcares con la consiguiente producción de ácido carbónico es lo que provocó la explosión de la botella.
Tuvo que enfrentar en ese momento el problema de mantener las burbujas dentro de la botella y que ese mismo gas no explotara la botella. Hasta ese momento las botellas eran de vidrio fino tapadas con un taco de madera.
Tras años de pruebas logró encontrar una botella de vidrio grueso e inspirado en el tapón de corcho de las cantimploras de unos peregrinos españoles de Gerona consiguió ese corcho en forma de hongo a los que colocaba hervidos y aún calientes los introducía en el cuello de la botella y luego lo sujetaba con alambre. Al enfriarse el corcho cerraba herméticamente la botella.
Aunque el mejor descubrimiento que se le atribuye a Pierre Pérignon fue el assemblage de distintas uvas, ya que hasta ese momento se mezclaban los vinos ya elaborados.
Creó las reglas de “El arte de tratar bien la viña y el vino de Champagne” las que fueron publicadas en 1718 por el canónigo Godinot.
En 1794 Moët et Chandon compró los viñedos de la Abadía.
La primera cosecha de Dom Pérignon fue en 1921, pero fue puesta a la venta en 1936.
Cerca de 5 millones de botellas se producen en cada cosecha y es un assemblage de 55% Chardonay y 45% de Pinot Noir provenientes de 10 viñedos Grand Cru de la zona de la Abadía.
Dom Pérignon es siempre Vintage, es decir, se elabora a partir de las mejores uvas de una única añada. Y sale al mercado en los años en que se consigue una cosecha de muy alta calidad lo que lo convierte en un millesimé.
Y uno se pregunta que ocurre si una cosecha no es considerada buena. Bueno, entonces ese año no se elabora Dom Pérignon, y prueba de esto es que este champagne nace en 1921 y hasta la fecha solo se pudieron vinificar 40 cosechas.
Sus etiquetas tienen los siguientes envejecimientos: Vintage: siete años; Rosé: entre diez y 12 años; OEnothèque: 14 años:y OEnothèque Rosé: 20 años.
Y por si después de esta nota le dieron deseos de beber un Dom Pérignon, me veo en la obligación de contarle también su precio. $3050 en cualquier vinoteca del país si se trata de un Vintage, pero puede superar los $11.500 si se trata de un Oenothèque o un Oenothèque Rosé.
También existe un DomPérignon Special Commande que solo se consigue en la Maison Moët et Chandon pero su precio es de $20.000.
Sí…quédese pensando… en todo lo que le he contado.
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