El pasado 17 de febrero, el INTA publicó una nota sobre la empresa Biovin S. A., que asesora a más de 70 bodegas nacionales en la resolución de problemas microbiológicos complejos con técnicas aplicadas en el mundo que sólo algunos laboratorios del país ofrecen.
La empresa, ha sido ncubada en el Parque de Innovación Tecnológica Mendoza Vid & Vino, en el INTA Luján de Cuyo –Mendoza-, con el área de vinculación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo, y es un caso exitoso de empresa de base tecnológica.
El objetivo es cuidar y mejorar los vinos argentinos, habiendo dado servicio en dos años a más de 350 solicitudes relacionadas con análisis microbiológicos en vinos, insumos y agua.
Las bodegas que requieren los servicios de Biovin, no se circunscriben a Mendoza o San Juan, sino que también provienen de Salta y la Patagonia.
Paola Falconi –especialista en bromatología y gerente de Biovin– explicó: “Existía una fuerte demanda del mercado que el INTA no podía abastecer, por lo que decidimos conformar una sociedad anónima para cubrir ese nicho del mercado relacionado con acercar tecnología y base científica al medio, a las bodegas y las industrias para mejorar la calidad de sus vinos”.
El acuerdo apunta a cerrar la brecha existente entre las instituciones científicas y los viñateros, realizando pruebas en la bodega y a su vez capacitando y asesorando en la resolución de problemas microbiológicos complejos y específicos, utilizando técnicas de biología molecular para la identificación de los microorgaismos.
Los cursos están dirigidos a enólogos, técnicos en laboratorio, bromatólogos y profesionales que desempeñen actividades relacionadas con el control de calidad de bodegas, para que puedan construir su propio criterio microbiológico aplicable los vinos e insumos de bodega, con una correcta interpretación de los resultados obtenidos.
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