A esta fecha, oficialmente hay diecisiete provincias argentinas que producen vino, siendo Salta la más septentrional y Neuquén – Río Negro, las más australes.
En el norte encontramos vinos extremos y en el sur, esos que aplican para toda ocasión por la elegancia y la amabilidad. La gente del sur es arriesgada, y se anima a plantar Merlot, aunque también Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon. Éste es el caso particular de esta familia de inmigrantes alemanes, que apostó hace unos veinte años a transformar un desierto en una zona productiva, y de vinos de excelente calidad: la Familia Schroeder.
La bodega tiene atributos que no veremos en otras: Andes más bajos, el río Neuquén que proporciona el agua de riego de las vides, restos fósiles de dinosaurios (motivo suficiente para tener la excusa con los niños), y por supuesto el restaurante: Saurus. Es aquí donde comienza esta experiencia personal que tanto pregonamos en esta web.
Yendo a los cursos de Historia Antigua y Medieval, allá por 1988 un amigo 10 años mayor que yo, me ofreció acompañarlo a entrenar un equipo de rugby juvenil (diez años menores que yo) de un colegio/club más que centenario de Buenos Aires. Formé parte de ese grupo durante dos años, un grupo al que alguien calificó de «irrecuperables» y ellos mismos se encargaron de transformarse en un equipazo. Pasaron todo tipo de experiencias y hoy esos adultos están repartidos por el mundo, con ocupaciones de las más diversas, pero siguen compartiendo experiencias. Dos de ellos están relacionados con el vino, uno pertenece a la industria del vidrio y el otro es un chef de esos que cuando postean la foto de sus platos, se te hace agua la boca: Ezequiel González, chef ejecutivo de Saurus, el restaurante de Familia Schroeder.
Las entradas, las carnes, los vegetales y los postres hacen que termines de decidirte de pasar por la bodega si estás al mediodía en la zona de Neuquén. Vas a encontrar delicias preparadas esencialmente con productos del Valle, productos neuquinos. Codorniz, pejerrey, cordero más las frutas y hortalizas de su propia huerta, con los toques personales que sólo Ezequiel, luego de haber transitado por las cocinas del Gato Dumas, Hatsuko e Iwao Koimiyama y Fernando Trocca, puede darle son algunos de los platos que podés disfrutar en Saurus.
Para quienes estamos en Buenos Aires, es una pena tenerlo lejos, porque no podemos saborear sus manjares a menudo; aunque como dice el título de la nota, es una excelente excusa para hacer algo de enoturismo en Neuquén. Veremos qué se da primero, si nuestro viaje a San Patricio del Chañar, o el de Ezequiel a Buenos Aires para que nos deleite aunque más no sea con una maravillosa milanesa de entraña.
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