En la edición de hoy de Los Andes el Dr. Valentín Francisco Ugarte, quien es abogado especialista en Derecho vitivinícola, explica claramente la nueva relación jurídica que se plantea entre el enólogo contratado por la vía de la “obra y servicios”, y la bodega.
Es que el enólogo contratado por la vía de la Ley 20744 de Contrato de Trabajo, ya tenía claramente delimitada su relación laboral; mientras que aquellos que eran convocados por tareas o temporadas, veían un gran vacío, o al menos muchos grises en su contratación. Esto viene a ser salvado por el nuevo Código Civil y Comercial y en palabras del Dr. Ugarte:
“En contraposición a lo descripto respecto al contrato laboral, en el contrato de obra o servicios, el profesional (enólogo) contratado a veces puede serlo para un misión independiente de su eficacia (asesorar en el modo de concretar la poda), o para otra, de obra, cuando se requiere un resultado eficaz, reproducible o susceptible de entrega ( análisis, certificaciones); presta sus servicios con independencia, autonomía; con medios y organización propia; libertad horaria; posibilidad de delegación de encargos y retribución pactada, con factura.”
Algunas veces vemos, al menos en vinos de alta gama, que una bodega recurre a los servicios de un enólogo afamado y lo distingue muy fuertemente en la etiqueta con el clásico “YYYY by John Doe”; la pregunta que se me viene a la mente es: ¿porqué no queda reflejado de la misma manera, el asesoramiento recibido por la bodega de enólogos poco conocidos, aunque muy formados? En concreto, hay enólogos jóvenes que se formaron fuertemente en Argentina. Tienen la posibilidad de viajar a distintos lugares del mundo a trabajar durante temporadas y continúan acumulando experiencia y conocimientos. Trabajan en Francia, España, Australia, California, Chile y vienen a Argentina, ponen en práctica lo que han aprendido y lo comparten; mientras que la bodega ni siquiera lo nombra. ¿Es juego limpio? En varias industrias está muy bien visto el asesoramiento de profesionales independientes formados en varios lugares, especialmente en el exterior; es muy raro que en el vino eso no ocurra visiblemente.
En lo personal, me sumaría saber si una bodega tuvo un asesoramiento especial de alguien en una añada o línea, para entender porqué el vino varió de un año a otro, o una línea es más de mi gusto que otra; además de servirle de una mejor retribución al profesional que aportó su conocimiento en esa obra en particular.
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