Hace unos días escribí sobre la trazabilidad como una interna expresión de deseo. Ese mismo deseo me llevó a investigar algo más sobre el tema: ¿se trazan los vinos en el mundo?
¿Dónde empezar? En la OIV. ¿Y qué dice la OIV sobre la trazabilidad? En 2016 hace un llamamiento a adoptar un esquema de trazabilidad con tres objetivos centrales:
- La seguridad del alimento
- La garantía de autenticidad y origen del producto
- El rango de salubridad del alimento.
Llama a poner a la trazabilidad en un lugar prioritario que solo busca la protección del vino y las mejores prácticas.
Las soluciones tecnológicas existen. Los recursos en este sentido están disponibles y son confiables. Hay software para el manejo de la información, que hasta ofrecen sitios de prueba online. Hay un nivel de estandarización elevado que permite a través de GS1 hablar el mismo idioma de manera global. Pero, ¿hay algún caso de éxito?
Recurrimos a Pernod Ricard, y a una presentación que hizo en 2012, en el marco de los acuerdos alimentarios entre China y la Unión Europea.
Pernod Ricard es capaz de trazar el origen geográfico, los insumos, los ingredientes, el proceso de producción, el envase, el transporte y la cadena de distribución; sea por botella o por lote. Entienden que necesitan trazar el producto porque se consideran responsables de:
- La calidad para el consumidor (por ejemplo el sabor)
- La seguridad para el consumidor
- Limitar la contingencia legal
Y esto se vuelve crítico cuando existe riesgo de intoxicación por ingesta o riesgo de contaminación por microorganismos.
Su forma de trabajar es simple: si el producto es defectuoso, se retira del mercado, pero identificando la causa del problema, minimizando costos y contingencias. Alguna de las conclusiones a las que han arribado son:
- La tecnología existe, está ampliamente probada y está disponible
- Es de implementación simple y con una relación efectiva de costo en escala.
- Hay dos objetivos, la seguridad del consumidor y la contabilidad en origen.
- La solución apunta a la identificación del producto, pero también a certificar su autenticidad.
Entre más buscamos, más cosas positivas encontramos, entonces: ¿es solo una cuestión de costos o hay algo más? ¿Aporta algún beneficio adicional a la industria? ¿Podremos hacer de esto un modelo sustentable que nos lleve a un proceso de mejora continua?
Preguntas y más preguntas, y siempre con la voluntad de mejorar.
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