La pregunta parece una verdad de perogrullo, pero quise plantearla en función de una situación vivida en torno a un vino.

El fin de semana pasado, salimos a cenar en familia a un restaurant muy lindo de comida fusión.

Al mirar la carta de vinos, ni lo dudamos….que mejor maridaje que un torrontés!!

De todos los torrontés propuestos nos dejamos llevar por el de un reconocido enólogo mendocino. No podía fallar. Era número puesto.

La decepción vendría al momento en el que el sommelier sirviera el primer sorbo para degustarlo.

A la vista daba buen color. Pero no tenía notas aromáticas. Pensé que se había excedido en la temperatura. Sin embargo no lo juzgué, le dí otra oportunidad. Pasaríamos al vino en boca.

Al beber el primer sorbo el vino «pasaba de largo»…al decir de un querido amigo experto en el tema…era un vino lineal. El vino no dejaba nada. Ni rastro de haber sido bebido.

Llegaría el primer paso de nuestro menú y pensamos que al maridarlo con los mariscos al fuego el vino «reviviría» pero no fue así.

Quise detectar el motivo en la contraetiqueta….el enólogo es una garantía, la variedad es deliciosa y el maridaje perfecto…¿qué podría haber fallado?

Al leer el vino era de una zona con la cual no estamos familiarizados para un torrontés.

Y fue cuando recordé la anécdota de un prestigioso enólogo, ya mayor, al ser interrogado por los nuevos dueños extranjeros de la bodega para la cual elabora sus vinos.

Nos contaría:

“Una vez estando almorzando con los nuevos dueños de la bodega me dice el dueño: …….Cuál es la influencia de la tierra y de la uva en la calidad de un vino?

A lo que agregó: “Yo ni lo dudé, le dije, es el 100%. La calidad del vino depende de la tierra y de la uva” A lo que el dueño, un empresario muy exitoso, dijo: entonces porque yo te tengo que pagar a vos?”

Lo que en ese momento suscitó risas, esta vez me dejó pensando….

¿Fue el terroir el que no estuvo a la altura del vino.? Así de importante es que aún en manos de un gran enólogo nos da un “vino no tan bueno”…para no decir malo.

Lo cierto es que la botella quedó por la mitad. Pedimos otro torrontés.

Uno recomendado por el sommelier. Que confieso jamás habría pedido. De un enólogo ignoto pero con uvas de un buen terroir, mismo rango de precio. Este sí se terminó.

Queda la reflexión.

La gente que se encontraba en la mesa me preguntó: ¿ le vas a decir al enólogo del vino A cuando lo veas?

Si. Le voy a decir.

Necesito una explicación.