La expansión de cualquier actividad trae consigo la permanente innovación, en algunos casos, como política empresarial de mejora continua; pero siempre con el objeto de incrementar ventas y participación en el mercado.
Cuando hay productos que tienen demasiadas características similares es donde comienza el juego de diferenciación por marketing.
Ya dimos nuestra opinión sobre los “vinos de autor” o “vinos de garage” y ahora le toca su turno a las “Indicaciones Geográficas”.
Si consultamos a qué se refiere la “IG” en la ley 25.163, sabremos que lo que busca la letra de la norma es obtener un reconocimiento, protección y control del origen del vino. Quiero destacar dos aspectos: la “definición” que brinda el INV de “Indicación Geográfica”, y las ventajas que recibe el productor, en función de la protección de la ley.
Indicación Geográfica (IG): Es el nombre que identifica a un producto originario de una región, localidad o área geográfica de producción delimitada del territorio nacional, no mayor que la superficie provincial o zona interprovincial ya reconocida.
La IG sólo se justifica cuando determinada calidad y las características del producto, son atribuibles fundamentalmente a su origen geográfico.
Algunas de las tantas ventajas que se pueden mencionar al designar el origen de los vinos son:
-Permite distinguir un producto por su origen y asociarlo con una calidad y reputación que le son propias y diferenciadoras.
-Proporciona un marco estricto y legal de defensa y protección del producto, contra el fraude.
-Facilita el acceso de productores a mercados nacionales e internacionales.
-Mejora a nivel regional, nacional e internacional, la divulgación, promoción y la oferta del producto protegido.
-Fomenta y favorece la organización del sector productivo.
-El productor vitícola revaloriza sus viñedos y adquiere importancia el valor inmobiliario.
Con estas cartas sobre la mesa, me quedo con el negocio inmobiliario, o con la organización del sector productiva. Mientras el elemento proteccionista sea utilizado para mejorar la calidad de los vinos, estamos de acuerdo; el problema viene cuando se utiliza para restringir la entrada a todos los productores, abusando de una posición dominante. Ese delgado límite no puede transgredirse, porque inclina el fiel de la balanza hacia el otro lado, generando una asimetría peor que aquella existente en el momento de buscar la protección.
En estos días es “Los Chacayes” en Tunuyán. Antes fueron Altamira o Los Cepillos. El trabajo del INV y de los legisladores consistirá en asegurar el equilibrio de posiciones; o dicho de otra manera, en no generar una situación impropia, que solamente beneficie indebidamente a unos pocos.
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