Argentina es conocida y reconocida por su Malbec en el mundo. Esa noble cepa ha impuesto ya su nombre. Y no es de extrañar ya que según datos proporcionados por el INV, Argentina tiene plantadas 38.000 hectáreas de Malbec, 19.000 de Bonarda, casi 16.000 de Cabernet Sauvignon, 13.000 de Syrah y apenas 750 de Cabernet Franc que sin embargo, han hecho mucho ruido en los últimos años.
Pero ¿ porqué está dando tanto que hablar el Cabernet Franc?
Me animaría a decir que los enólogos más inquietos que fueron en la búsqueda de algo diferente a lo que ofrecía el Malbec se animaron a experimentar con el Cabernet Franc y fue Alejandro Vigil- enólogo de la bodega Catena Zapata- el pionero en transitar estos caminos.
Vigil diría en una entrevista realizada por Patricio Tapia para la revista Decanter de Londres: «Si el Malbec, por genética, carece de los tonos verdes y vegetales de las pirazinas, el Cabernet Franc es todo lo contrario. Como el Malbec es dulce y carece de notas herbales, encontrar aromas así en el Cabernet Franc fue magnífico”. La primera vez que Vigil se vio cara a cara con el Cabernet Franc fue en el año 2001 para la línea Angélica Zapata. “En esos años, lo que buscaba era fuerza y madurez. Pero incluso así, sobre todo en el viñedo Adrianna, en Gualtallary, la cepa me daba frescor”.
Patricio Tapia , periodista chileno especializado en vinos, por su parte dice: «Mi teoría es la siguiente: como los enólogos argentinos están buscando como locos el frescor en sus vinos, y también como han probado mucho vino extranjero, especialmente del Loire, lo del Cabernet Franc les cayó como anillo al dedo. Como dice Vigil, los aromas frescos del Cabernet Franc fueron todo un descubrimiento. Y se dedicaron con pasión y foco —características del productor argentino— a extraer lo máximo posible de la uva. Y si a eso le sumamos las brisas frescas de los Andes y los suelos calcáreos de zonas como Altamira o Gualtallary, el resultado es que los ejemplares de Mendoza son una suerte de cruza un poco extraña entre un Cabernet Franc de año cálido en Saint Emilion y un Loire. Mutantes deliciosos»
Ángela Mount, periodista y consultora de vinos británica que integró el panel de cata de Decanter diría: «En todos mis años como jurado, ésta fue una de las mejores y más reveladoras selecciones de vino que he catado. Creo que hemos hallado una estrella realmente única para la Argentina» en referencia a 46 etiquetas de Cabernet Franc argentinas evaluadas por un panel de expertos de Decanter, que destacó la calidad y variedad de estilos que ofrece hoy esta cepa en el país. De hecho ese año (2014) , la portada de Decanter fue ilustrada con una botella del Cabernet Franc Appellation San Carlos 2012, vino de exportación de la bodega Catena Zapata.
La famosa escritora de vinos Jancis Robinson dice: «que el Cabernet Franc es la versión femenina del Cabernet Sauvignon: tiene aromas y texturas similares, pero tiende a ser más elegante y menos agresivo».
Y el reconocido sommelier especializado Fabricio Portelli da su visión del tema: «Con el Malbec consagrado y en otro nivel de concepción, surge la necesidad de lograr otro gran vino argentino. El Bonarda, con sus muchas hectáreas plantadas va por muy buen camino. También el eterno Cabernet Sauvignon, rey de los vinos tintos en el mundo, pero a un paso más lento. Con el Pinot Noir jugando muy localmente, principalmente en la Patagonia, y el casi olvido del Merlot, el Syrah y el Tempranillo, los enólogos encontraron en el Cabernet Franc, su fetiche del momento».
Los especialistas dan su opinión, pero en definitiva siempre es el consumidor quien termina de aceptar la propuesta. Es cierto que con tanto marketing y tantas voces sobre el tema se genera curiosidad y una motivación que mueve al enófilo al consumo.
Habrá que ver que ocurre en el tiempo, pero me atrevería a decir que la estrella nació para quedarse.
1 Comentario
Probé de manos del enólogo de la bodega BordeRío el Cabernet Franc que extrajo de un tonel de roble en una visita mía para conocer la bodega y degustar los vinos en maduración y me pareció muy bueno. Ojalá estas tierras victorienses se afiancen en la producción de este cepaje y su posterior vinificación. Saludos
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