Cuando hablamos de esta cepa, nos remontamos obviamente a Italia, y más precisamente a la Toscana, esa región maravillosa que es bañada por las aguas del mar Tirreno, y que entre sus ciudades célebres se encuentran Florencia (Firenze) y Pisa.
Cuando saboreamos un Chianti de esa región, estamos frente a un corte que contiene a la Sangiovese.
Y es una uva que proporcionará vinos de mediana estructura, y hasta con poco potencial de guarda, pero que nos dejará aromas y sabores a cerezas, moras, especias, frutillas y hierbas.
En Italia, un diez por ciento de las hectáreas dedicadas a viñedos, fueron plantadas con esta uva; mientras que en Argentina, estamos hablando de unas cinco mil hectáreas.
En los apuntes del curso superior de degustación de Carlos D. Catania (@catanuso) se habla de la tipicidad que adquiere la Sangiovese en nuestra región, obteniendo vinos de «mediana estructura tánica y de tiempo de envejecimiento mediano». Cuando se los expone a sistemas de maceración carbónica «se obtiene un vino rápido de beber y con gran intensidad del aroma frutal».
¿Alguien se anota en probarlo y contarnos?
Agregar comentario