Y el dilema pareciera ir por ese lado.
¿Qué marca la diferencia en un vino de alta gama? Hay quien defiende el terroir. Hay quien defiende el varietal o la composición del corte. Y todos también parecen tener razón, ¿pero cuál es el factor determinante a la hora de elegir el fruto?
Un enólogo elije la planta y en este caso, la duda pasa por la heterogeneidad de los granos: ¿todas las uvas de la mejor planta son efectivamente las mejores uvas? ¿Qué hacemos con las que no cumplen con «los mínimos»?
En el caso de elegir la hilera, pareciera ser el mismo caso de la planta pero multiplicado por la cantidad que tenga la hilera. Pero si analizamos los resultados de los «atrevidos» que no han sembrado de norte a sur, ¿se obtienen mejores resultados?
La pregunta mas osada pasa por la factibilidad -o no- de obtener vinos de alta gama provenientes de las mejores uvas, aunque vengan de diferentes viñedos. ¿Es real la posibilidad de hacer una selección objetiva del fruto, basada en ciertos parámetros que «garanticen» el mejor caldo para el mejor vino?
Dejo planteada la inquietud que tendrá tantas respuestas como winemakers, porque por suerte, aun no existe una evaluación precisa y exacta de los elementos que hacen de un vino, un gran vino: todo depende de nuestros sentidos.
Agregar comentario