Hablar de Susana Balbo es hablar de una de las mujeres más influyentes, entre otras cosas, en el vino argentino. Para influir sobre un terreno pedregoso – y no hablo del terroir – decididamente los productos tienen que ser de una calidad superior a la media.
Y eso es lo que encontramos cuando llegamos a Agrelo, a conocer Dominio del Plata. El lugar es más que confortable, está preparado para el trabajo y para recibir gente. La sala de microvinificación, las barricas nuevas, los espacios dedicados a la comunicación del vino; eso es lo que te llevás de SBW, una experiencia completa de la elaboración y degustación de las bondades de sus productos. Por eso no es raro ver turistas de diversas nacionalidades que llegan por distintas vías, a los momentos de cata y degustación en un subsuelo deseado por cualquier enófilo.
Decir que un vino de Agrelo es bueno, es casi una verdad de perogrullo, pero al probar Benmarco, Brioso o Nosotros, las palabras dejan paso a los aromas y sabores, que han sido celosamente cuidados en esta bodega de lujo.
Para completar la experiencia, hay dos opciones gastronómicas separadas por pasos: La Osadía de Crear, donde se disfrutan los manjares gourmet; y Crios donde el protagonista es la frescura y el tapeo.
En resumen, una vara alta, para quienes hacen vinos de alta gama.
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