Es muy difícil poner en palabras lo que se experimenta en Rutini Wines. Se entrelazan dos mundos, el del vino artesanal de alta gama y el de la alta tecnología. La realidad es que se produce la alquimia de varios componentes que no pueden limitarse a la simplificación a la cual apelé arriba.
Lo que se respira en la Finca Tupungato es amor y respeto por lo que ellos producen en ese lugar. El resultado es único. Esa es una parte muy importante de lo que disfrutás, cuando descorchás una botella de Rutini.
A pesar de ser un día particularmente complicado, nos recibió personalmente el Lic. Mariano Di Paola, Director Enológico de Bodegas Rutini, y es ahí donde comienza a palparse la grandeza del producto, en la humildad del enólogo. Estuvo con nosotros, nos abrió las puertas, contamos con el apoyo de Ana, una enóloga fantástica de su equipo que nos habló con la misma pasión que transmite todo lo que se ve en la bodega.
Y en realidad, podemos llenar de fotos la entrada para mostrarles en 2D de qué se trata esto, pero tengo la certeza de no poder transmitir lo que se siente estar sobre ocho millones de litros de vino.
Si, vamos de nuevo con la cifra: 8.000.000 de litros de vino.
Y este es el dato menor. Lo que se vive en Rutini Wines es innovación permanente. Desde el tratamiento del piso de la bodega hasta la seleccionadora automática de uvas tintas, única en el país, con una tecnología asombrosa (a la cual Mariano le ha sumado, su propia inventiva argentina y ha expandido su potencial).
Se vive en los tanques que diseñó Mariano y en la prolija explicación de Ana sobre el producto.
Se vive en la sala de barricas- más que imponente – y en las delicias que salen de allí. El aroma es, y nunca mejor utilizado el término, embriagador. Degustamos tres vinos aquí, les puedo asegurar que uno era el mejor Pinot Noir que tomé en mi vida; y el otro, el mejor Merlot que he probado. El tercero es una sorpresa. Aún no salió a la venta. Ya estamos en lista de espera…
Se vive en los racimos, donde uno tiene que hacer un enorme esfuerzo para no «picotear» un par de uvas de Cabernet Franc, que te quedan al alcance de la mano.
Esta entrada no será la última sobre Rutini Wines, simplemente porque hay mucho para contar -y no hablo de números, dado que a quien le interese este dato, puede obtenerlo directamente de la web –
Como todo lo que tiene que ver con el vino, es una experiencia sensorial, y no lo van a comprender hasta que no lo vivan. No lo duden, cuando abran una botella de Rutini, recuerden que es mucho más que el fruto de la vid.
Inmensamente agradecidos a Mariano y a Ana por toda su generosidad.
PD: sin que nadie se entere, recuerden este dato: Antología 2013.
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