Vendimia de la Identidad se la llamó a la edición número 80 de la tradicional fiesta de los mendocinos guionada y dirigida por Alejandro Grigor. El mismo nos llevaría por un recorrido de los orígenes de la vitivinicultura en Mendoza. Desde los Huarpes, dueños de estas tierras y conocedores del rito del riego y el manejo del agua hecho cauce a la llegada de los inmigrantes quienes traerían consigo no solo distintas variedades de cepas, sino también su tradición con el vino. Así nuestra identidad se iría forjando al ir enlazando genes y costumbres .
Se atravesaron momentos históricos como las cartas intercambiadas entre el Gral. San Martín y Tomás Godoy Cruz en los albores de la independencia y recordando con sus bailes a Chile y Perú y al resto de los países latinoamericanos que unidos por un mismo idioma irían agregando sus costumbres.
Y como cada vendimia, se renueva el homenaje a Nuestra Santa Patrona de los viñedos: Virgen de la Carrodilla, protectora del trabajo del hombre y de la tierra.
Así como también seríamos espectadores de un tango que no caprichosamente sería «Tinta Roja» como alegoría del vino, amalgamada con diferentes estilos y varietales.
Y llegaría la representación de la maquinaria industrial, cambiando los patrones de la herencia recibida, enfatizando el trabajo que se fue fortaleciendo y arraigando a nuestra producción y constituyendose como símbolo de la transformación de los viticultores de nuestra provincia.
El día después se podrán leer críticas o elogios,o un mix de ambas, si el guión era bueno o no, si la música estuvo acorde, si la escenografía ….si los bailarines…o demás, pero lo que no debemos perder de vista, que esta es nuestra Fiesta del Vino.Vino producto del esfuerzo de un año trabajando duramente la tierra, resultado de la interacción de muchísimos actores, y no precisamente sobre un escenario, de sus intuiciones, de sus aciertos y de sus errores, resultado de los caprichos del tiempo y su clima, de los vaivenes políticos y económicos, de las innovaciones tecnológicas y sus tradiciones, en fin …..de todo eso que conforma el espíritu del vino. De todo el entretelón que se resume en una contraetiqueta, y de un otro que es quien se para frente a una etiqueta, completando la obra final. Entregando también su espiritu, su tiempo, su momento.
Y así podemos ver que todos somos protagonistas, depende desde el ángulo de donde lo miremos. Están quienes comienzan la obra, quienes las dirigen, quienes la desarrollan y quienes la interpretan. Así como la vida misma.
A todos ellos Salud! Feliz vendimia 2016.
Hasta el próximo año.
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