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El Vino

El suelo.

El suelo.

Y si bien parece más un tema de composición de la escuela primaria, no es un tema menor en vitivinicultura.

¿Pero es que acaso lo importante no es la uva para producir un buen vino? Sí. Lo es. Pero una buena uva sin un buen suelo seguro no nos da el mismo vino. Y es allí donde cobra importancia el tema suelo que no es lo mismo que terroir, aunque sea usado en forma indistinta.

Por ello hoy muchas bodegas encargan el estudio de sus suelos a geólogos especializados.

Para estudiar un suelo es preciso abrir una calicata, un profundo hoyo para ver su perfil.

suelo

El perfil es una sección o un corte vertical que incluye todas las capas que han sido alteradas en el curso de su formación. Estas capas son paralelas a la superficie del terreno y se denominan horizontes y cada uno de ellos se individualiza por sus características físicas, químicas, mineralógicas, biológicas y estructurales. Por lo que un mismo suelo puede tener diferentes propiedades. 

De las numerosas propiedades que pueden ser consideradas en los estudios de suelos existen algunas que son de mayor influencia en el viñedo y por ende en la calidad del vino. Entre ellas:

-Pedregosidad: ( piedras en las capas superficiales) los suelos pedregosos se consideran generalmente favorables en relación con la calidad pero desfavorables desde el punto de vista del vigor de la planta y de la capacidad de producción debido a que diluyen la fertilidad.

-Textura Fina: (partículas inferiores a 2mm) la vid prefiere terrenos arenosos, sueltos, bien drenados en los que la sequía no ocasione limitaciones.

-Arcillosidad: los suelos muy arcillosos se relacionan con vinos ricos en extractos, aromáticos, bien coloreados y frecuentemente gruesos.

-Profundidad: lo habitual es que las raíces de la vid raramente sobrepasen 1,20 metro y generalmente más del 90% de las raíces se encuentran en los primeros 60 cm, ocupando las raíces absorbentes la parte superior (entre 20 y 60 cm). Pero cuando las condiciones del suelo lo permiten (ausencia de capas o factores limitantes) las raíces pueden llegar hasta una profundidad de 6 metros.

-Climatología: Acá fundamentalmente se contempla la influencia de la temperatura y de la humedad. En la temperatura del suelo influyen diversos factores como el color, el calor específico de los materiales que lo constituyen (agua, materia orgánica y elementos gruesos) y la topografía del relieve. Y respecto a la humedad del suelo puede ser considerada como el resultado del balance entre aportes (precipitaciones, hidrología subterránea y riego) y pérdidas (evaporación, transpiración, drenaje), actuando el suelo como un agente regulador a través de sus propiedades (textura, estructura, porosidad, profundidad) cuya importancia en la viña es decisiva.

-Fertilidad: está dada por la materia orgánica y humus y por el material mineral, la arcilla. Los suelos con altos niveles de materia orgánica favorecen la coloración y la riqueza en taninos de los mostos y dan un mayor desarrollo vegetativo y productivo, que en ocasiones puede ir en detrimento de la calidad. Por ello los mejores vinos suelen ser producidos sobre suelos pobres en elementos asimilables. Algunos técnicos afirman que la calidad del tipo de vino está en función inversa a la potencialidad productiva del suelo.

Salinidad. La planta de la vid se considera moderadamente tolerante a la salinidad. En este sentido, es conveniente distinguir la influencia negativa de la salinidad sobre el rendimiento y sobre la calidad.

-Acidez: determinada por el ph del suelo y este a su vez dada por los oligoelementos. Los que se consideran de mayor importancia en el cultivo de la viña son el hierro, el manganeso, el cinc, el cobre y el boro y su disponibilidad está relacionada con el pH. En suelos con reacción ácida, la mayoría de los oligoelementos tienen una mayor disponibilidad.

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