Es que por un lado no pude evitar la carcajada cuando leí el título original de la noticia publicada días atrás en Wine Spectator:
Rudy K’s Fake Wines Get the Death Penalty
Y en realidad, la noticia se refiere a la destrucción de vinos falsos por parte del gobierno estadounidense.
Son más de quinientas botellas falsas e invendibles del lote confiscado al falsificador Rudy Kurniawan, quien fuera sentenciado a 10 años de prisión y al pago de más de 28 millones de dólares como resarcimiento a sus víctimas (ambas, compradores y fabricantes de los vinos falsificados).
Más allá de lo positivo de haber destruído las falsificaciones, lo novedoso tiene que ver con el destino del líquido y del vidrio. Éste último fue vendido como vidrio decorativo en una tienda.
El vino se volcó en una pila de tierra con el objeto de que los azúcares y compuestos nitrogenados abonaran esa tierra.
De lo que no se pueden olvidar los vecinos del lugar, es del aroma que los acompañó ese día.
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