Cuenta la mitología griega que Quimera era un animal fabuloso, con partes de distintos animales, que vagaba por las regiones de Asia Menor infundiendo respeto a su paso.
Si Quimera fuese un vino, sería un blend de Malbec, de Cabernet Franc, de Merlot, de Cabernet Sauvignon y de Petit Verdot de distintos lugares de Mendoza.
Parece que el equipo de Achaval Ferrer además de hacer grandes vinos, sabe de mitología y creó esta obra de arte, que me regalaron para el día del padre. Quimera ($ 360) es todo lo que uno espera de un gran vino y mas. Todo es personal en este vino. Desde el pase al decantador hasta la última gota. Es como si hubiéramos hablado con los enólogos y nos hubieran hecho un vino a medida. En nariz se notan las frutas negras y hasta la nota mineral.
En boca es profundo, con una acidez que lejos de ser agresiva, es una nota agradable. Se apodera de todo el paladar y como el animal mitológico, infunde mucho respeto. Si nos piden recomendar un vino; es imposible quedar mal.
Tendré que comprar algunas botellas más porque apenas lo abrí a los 4 años, y no puedo quedarme sólo con una impresión.
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